Plantando árboles con buenas intenciones... ¡y terribles consecuencias!


Cada vez que se produce una catástrofe que degrada un ecosistema, especialmente si es un incendio, se produce la misma reacción en ciertos sectores de la sociedad: ¡Salgamos a plantar árboles para recuperar los que hemos perdido! ¡Ayudemos a regenerar la zona y devolvámosla a su estado original! ¡Acude con tus familiares, amigos y vecinos al monte más cercano y planta algo allí para cubrir la zona de vegetación! ¡Cubramos los montes con nuestras plantas!

En un verano en el que han ardido regiones emblemáticas como la selva del Amazonas, los bosques de Alaska o parte de Siberia, a todo el mundo le preocupa la creciente pérdida de árboles en nuestro planeta. Árboles que, además de ser una parte importante del ecosistema y hábitat de una gran cantidad de seres vivos, absorben el CO2, uno de los gases responsables del calentamiento global.

Es por ello por lo que durante las últimas semanas se han lanzado diversas propuestas por las redes que invitan a plantar un árbol en cualquier entorno natural cercano en compensación por todos los árboles quemados. El objetivo de esto es mantener el equilibrio forestal de nuestro planeta para evitar un aumento de las temperaturas debido al incremento de la concentración de CO2 en la atmósfera. Y si bien estas propuestas están llenas de buenas intenciones, pueden tener terribles consecuencias, por lo que es totalmente desaconsejable llevarlas a cabo.

¿Por qué? Para ello hay que acudir a los conceptos de sucesión ecológica y serie de vegetación.

La sucesión ecológica es un proceso natural en el que se produce una secuencia de cambios en la comunidad ecológica que son observables en el tiempo y en el espacio. ¿Qué quiere decir esto? Que las plantas y los animales de un ecosistema cambian con el paso del tiempo y unas especies se van sustituyendo a otras. Así, se parte de un terreno baldío y carente de vida hasta el clímax, la etapa final y más estable del ecosistema en la que aparecen los seres vivos definitivos. Como cabe esperar, la sucesión ecológica comienza con seres vivos de muy pequeño tamaño, como algunas hierbas e insectos, hasta llegar a los de gran envergadura, como las encinas y los ciervos, en el caso del bosque mediterráneo.

Por otro lado, una serie de vegetación es un conjunto de comunidades vegetales que viven en un lugar determinado y bajo unas mismas condiciones ecológicas y que tienden todas ellas al mismo estado final maduro y estable. Es decir, el tipo de plantas que hay en cada uno de los estados de la sucesión ecológica.  


Cuando tras un incendio se elabora un programa de acción para restaurar la zona, se tiene en cuenta el estado actual del ecosistema y la etapa de la sucesión ecológica en la que éste se encontraba. De esta forma, se eligen especies de plantas de su correspondiente serie de vegetación y se utilizan en la restauración del lugar.

Pongamos un ejemplo con el bosque mediterráneo. ¿Por qué no podemos plantar directamente encinas, si lo que había aquí era antes un encinar, la etapa clímax de este ecosistema? Pues porque para que las encinas prosperen y lleguen a adultas requieren el cobijo de los pinos, que son de la serie de vegetación anterior a las encinas. ¿Y podrá un pino recién plantado crecer en un terreno recién arrasado por el fuego? Pues evidentemente no, ya que necesitará arbustos que le proporcionen sombra y humedad durante sus primeros años de vida, motivo por el cual las retamas preceden a los pinares en la sucesión ecológica del bosque mediterráneo. Pero es que un arbusto no puede crecer en un terreno con el suelo suelto y que puede perderse con la primera lluvia torrencial del otoño o la primavera, por lo que necesita una cobertura rastrera formada por hierbas y plantas de pequeño porte que con sus raíces creen un entramado que sujete el suelo y le aporte estabilidad. 

¿Comprendemos ahora la conexión entre las series de vegetación y la sucesión ecológica? Es por ello por lo que en los programas de restauración de ecosistemas degradados de planten numerosos arbustos con algunos arbolitos pequeños entre ellos. Unos se protegen a otros. Unos darán paso a otros. Y acompañando a la vegetación también está la fauna. De nada sirve esperar grandes depredadores en el ecosistema si no tenemos grandes herbívoros. ¿Y cómo vamos a encontrar herbívoros en una zona en la que sólo se han plantado solamente árboles, si la gran mayoría se alimenta de pastizales y arbustos de pequeño tamaño?

Lanzarse a la locura y plantar cualquier árbol en nuestro entorno natural cercano no sólo no respeta la armonía y el equilibrio necesarios en la sucesión ecológica, sino que también puede suponer la incorporación de una especie invasora al ecosistema. Las especies invasoras son generalmente plantas y animales que se desarrollan fuera de su área de distribución natural, que crecen muy rápidamente y que causan numerosos problemas debido a que aprovechan los recursos del ecosistema. Una planta invasora crecerá mucho más rápido que las propias de la serie de vegetación del ecosistema en cuestión, adueñándose del agua y los nutrientes del suelo. Por tanto, estas especies producen cambios importantes en la composición, la estructura o los procesos de los ecosistemas al dificultar la supervivencia de los seres vivos propios del lugar... lo cual impide que el ecosistema se regenere y avance hacia su estado de madurez.

En conclusión, plantar árboles puede parecer un bonito gesto para cubrir de verde nuestro planeta, revertir las consecuencias del calentamiento global o mejorar la calidad de nuestros ecosistemas, y realmente lo es. Pero, si de verdad quieres hacerlo, infórmate de las numerosas campañas de voluntariado que surgen para restaurar las áreas degradadas tras una catástrofe ambiental. Dichas campañas están enmarcadas en un programa de restauración que ha sido cuidadosamente estudiado y que permitirá regenerar el ecosistema con la mayor eficacia posible. Por favor, no arrastres a tus contactos de Facebook, Instagram, Twitter y Whatsapp a la locura de plantar arbolitos por el monte por iniciativa propia y sin conocimiento alguno, ni tampoco compartas las publicaciones que incitan a ello. Comparte en su lugar esta entrada para luchar contra la desinformación. 

El planeta te lo agradecerá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario